El
color celeste que ven las personas en el agua del Río Celeste cuando el líquido
está en el lecho del río y no, cuando se saca del mismo, no es un fenómeno
químico, sino óptico. Así lo determinaron científicos de la Universidad de
Costa Rica (UCR) y de la Universidad Nacional (UNA).
Según
los investigadores, esta ilusión óptica se debe a que «en cualquier río, la luz
del sol penetra hasta una cierta profundidad y ningún color particular es
desviado o reflejado a la superficie, por lo que parece transparente. Sin
embargo, en el Río Celeste el agua pasa algunos de los rayos del Sol y refleja
el grupo de tonos azulados.
En
los teñideros se puede observar cuando se mezclan dos afluentes no coloreados:
el Río Buenavista y la Quebrada Agria. Es el lugar exacto en el que el agua
cambia de color por efecto de los aluminosilicatos presentes en el fondo del
río lo cual puede apreciarse como un sedimento blanco y otra gran parte de los
minerales se mantienen suspendidos a lo largo del río.
Para
entenderlo mejor, esos minerales no cambian el color del agua en sí, ya que el
fenómeno no es más que un efecto óptico similar al del arcoíris. Básicamente
los minerales hacen que se dispersen solo los tonos azulados de la luz y por
ello se aprecia el agua de esa forma.
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