viernes, 23 de marzo de 2018

100 AÑOS DEL ASESINATO DE ROGELIO FERNÁNDEZ GÜELL

Rogelio Fernández Güell
Rogelio Fernández Güell
Escritor, poeta, político y periodista costarricense; valiente y sincero con sus ideales políticos. Fue diputado al congreso y desde la curul y su periódico se opuso abiertamente al gobierno de los hermanos Tinoco (1917-1919), como a la pena de muerte. Defendía el derecho de votar, la libertad de elegir y llamaba al pueblo a participar en las elecciones nacionales. Fundó y dirigió el periódico “El Imparcial”. 

El 15 de marzo se cumplió el centenario de la muerte de don Rogelio Fernández Güell, primer periodista asesinado que registra la historia de Costa Rica. 

Don Rogelio, periodista, escritor y poeta, nació en San José, el 4 de mayo de 1883. Cuando él nació, su padre era el gobernador de San José y su tío -Próspero Fernández Oreamuno-, el presidente de la República. Estudió la primaria en la Escuela Anexa al Liceo de Costa Rica; la secundaria en el propio Liceo. 

Rogelio Fernández leyó todos los libros en la biblioteca de su padre, que contenía los más famosos autores franceses, como Víctor Hugo, Alfonso de Lamartine y Chateaubriand. Aprendió de memoria centenares de pasajes y aforismos de Don Quijote de la Mancha, que recitaba cada vez que tenía oportunidad. Incluso en los artículos periodísticos que escribió posteriormente, aparecen trazos del pensamiento de Miguel de Cervantes Saavedra.

A los 18 años publicó un libro que contiene el poema «El dolor supremo» y una égloga necrológica ante la muerte del escritor Manuel Argüello Mora. A los 19 años de edad, Fernández Güell arremetió contra el poderoso grupo de oligarcas, empresarios y políticos, al publicar un artículo en el que defiende al régimen republicano. Su voz y pluma se levantó contra el dictador Tinoco. 

En aquellos tiempos, el periódico El Centinela publicó su oda «A Costa Rica», «El reinado de la fuerza» (un artículo combativo) y «¡Tierra!» (una prosa poética). También, por aquella época, se define admirador de Cristo, Cristóbal Colón, don Quijote de La Mancha y Francisco Madero.

El 16 de enero de 1904, Rogelio Fernández Güell partió en barco desde Puerto Limón hacia España. Viajó por casi todo ese país, lo recorrió de norte a sur y de este a oeste; asistió al teatro en cada ciudad importante en que estuvo. En Madrid conoció al escritor español Benito Pérez Galdós.
Durante su estadía en Madrid generó su más copiosa producción literaria, influenciada por las características modernistas. Poemas como «María Magdalena», «La musa americana», «Desde mi butaca», «El idilio», «Un delirio de Espronceda», y dos poemas con mensaje espiritista: «Los albores de la verdad» y «Luz y unión». En Madrid compartió mesas de café con escritores hispanoamericanos.

En abril de 1913 -después de más de nueve años de exilio autoimpuesto- Rogelio Fernández arribó con su familia a San José, donde fue recibido por parientes y amigos, entre quienes están Federico Pelico Tinoco (quien sería el responsable intelectual de su asesinato en 1918), Máximo Fernández, Isaac Zúñiga Montúfar y otros.

Fernández siguió escribiendo artículos combativos bajo seudónimos,  como las grandes manifestaciones del Partido Republicano y contra la pena de muerte que se practicaba en Costa Rica, especialmente fomentada por los militares que componían al ejército, y a los que Rogelio Fernández les era tan antipático como su oposición a «matar como castigo». 

Asume en 1915  la dirección del periódico El Imparcial. En 1917, fue elegido diputado y fue nombrado entre los constituyentes que redactarían una nueva Constitución de Costa Rica. Durante la elaboración de la Constitución política entró en discusión la pena de muerte; el tema toca una fibra demasiado sensible en Fernández. El 6 de mayo de 1917, cientos de josefinos se manifestaron a favor de los diputados Rogelio Fernández y José Astúa Aguilar. Afortunadamente gana la postura de ellos, y Costa Rica dejará de ajusticiar a los presos para siempre. En cambio fue rechazado el voto directo para elegir a los gobernantes, lo cual indigna a Fernández, que decide retirarse de la asamblea. 

A partir de ese momento, comienza la parte más dura de la existencia de Fernández Güell. Toda su vida es un claro ejemplo de las dificultades que genera el enfrentamiento contra los poderosos; primero, fue enemigo de Ricardo Jiménez; posteriormente de Alfredo González Flores; y por último, del peor de todos: su amigo Pelico Tinoco Granados, quien traicionó su amistad, cerró su periódico y lo persiguió por toda Costa Rica hasta asesinarlo. Rogelio Fernández pasó de la letra muerta a la acción viva, porque eligió el camino de la subversión, de la guerrilla, en la que tuvo poquísimo apoyo.

El viernes 15 de marzo de 1918 don Rogelio llega a la aldea de Buenos Aires de Puntarenas, donde es recibido por  cincuenta hombres bien armados, llegados de la ciudad de San José, que le dispararon e hirieron atrozmente causándole la muerte. 

En honor a este ilustre periodista, el Colegio de periodistas de Costa Rica y profesionales en Comunicación, nombró el aula principal de su edificio ubicado en San José con su nombre.

Información tomada de Wikipedia.

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